jueves, 28 de diciembre de 2006

02 UNA TORMENTA DE FUEGO SE DESATA...




El Rey y el Cardenala que conversan
sinten venir...


Sienten como avanzan...!!!

...los mismísimos infiernos
que hacia esos aposentos
se desplazan.....

Un eco lejano
Se convierte en un alud

Que ulula portentoso....

¡¡¡AL FIN… AL FIN!!!!!
…..AL FIN!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!


4 DIÁLOGOS:

King Lear dijo...

Su Eminencia, Púrpura Hombre de Dios, Pastor de los espíritus deste Reyno, que espera por el Final Juicio, ojalá con mejor juicio que el mostrado hasta ahora, dado que por lo que habéis podido escuchar en las confesiones y ver, imagino, en vuestros devaneos por estas tierras de Lear, la cosa anda así así nomás, y temo la traición, la conjura, me detengo absorto ante la rebelión, la concupiscencia y el libertinaje, leo libros de antaño que el Historiador del Reyno me presta, me comparo con Heliogábalo, Calígula y Nerón; con Cleopatra, Vlad Tepes y Gilles de Rais, y me digo que no es para tanto, pero una presentimiento, Eminencia un presentimiento...

(Se acaricia las luenga y noble barba. Después se pone de pie repentinamente y busca entre los estantes y el frigobar el aposento)

Pero, ¡qué descuido, Cardenala!, espaba tan impaciente por hablar con un ¿hombre? de Dios que olvidé agasajaros: tomad, bebed de este oporto añejo, ya ha sido catado por los catadores eales, y mirad ¡qué pierna de faisán! Comed, bebed.

(Entrechocan las copa de oporto añejo)

Salud.
Salud.

Mirad: vos habésis escuchado pecadillos menores, Eminencia, a lo menos para un avemaría, qué se yo un acto de contrición unas glopeaditas de pecho, tal vez un par de flagelaciones; pero a mí me preocupa el estado general de este Reyo. Si vos me ayudáis en cosas un antito delicadas de Estado, yo os puedo allanar el camino en necesidades del alma.

(Suspira, toma aliento y continúa hablando a el Cardenala. Se le nota un tanto ansioso.)

Como por ejemplo, si hay que quemar a una bruja, puedo allanaros el procedimeinto y mantener a la plebe a raya. Y también a algunos raros extranjeros que se hacen llamar "liberales". Una hoguera bien sasonada con aderezos como rabanitos, pimientos rojos, ají cacho de cabra, quetchup, e, incluso, una fresas bermellones,¿Comprendéis ¿hombre? púrupura, ¿no es apetece?

(Queda expectante, acariciándose la barba y sorbiendo pequeños traguitos de oporto, cuya copa, brilla a la luz de las rojas velas de los candelabros de plata.

(Le guiña un ojo y sonrie con un rictus sardónico a el Cardenala)

Lila Magritte dijo...

(bajo la puerta entra un vaho con aroma a lilas y en vuelo rasante se alza un minúsculo murciélago con una perla en el pecho y se posa sobre el hombro del Cardenala)

tueee tueee tueee
Uno de mis Yo os busca con desesperación... al fin os encuentro, el caballero de la Rosa quiere cantar, perdón, confesar...

(Escapa por el ducto de ventilación hacia los campanarios)

grandchester dijo...

Mi Rey,
mucho os agradezco
el convite.

Igualmente estoy
a vustra disposición
para lo que se necesite.

Alguna indulgencia,
el matrimonio con plebeyas,
etc... etc... etecétera.

Me reclaman urgentemente
por la confesion
del Caballero de la Dulce Rosa.

¿No os avisarón?

Anónimo dijo...

Eminencia la cardenala: no porque seais del reino de Dios podeis dilatar nuestra conferencia. Os espero y espero vuestra respuesta. Ahora ha venido la Triministra y se ha posado en vos, ¿oísteis el tue, tue? Debo ir a ver que pasa con el de la Rosa, Santo Barón, y vos debis confesarlo sin conmiseración. Y vos Grandchester, o debo deciros Cardenala, pardiez que confusión, gracias por lo que me ofrecís, pero son pequeñeces, mis peticoones van mucho más allá, como habéis oído, para pecados veniales y absoluciones me las brindo yo mismo, su Machistad, no comprendéis hombre que aquí hemos de hablar de polìtica, pactos y cosas de Estado. A veces me desconsertáis. En fin, esa nimiedades es cosa de cortesanos y la plebe ... pero ¡Presto, a la confesión del bribón de la Rosa!